La noche que BRATIA hechizó el Castillo de Santa Catalina.

Anoche, el Castillo de Santa Catalina no fue solo piedra y tiempo: fue hechizo. BRATIA, el grupo serbio que ha convertido la música balcánica en un acto de pura alquimia, presentó su espectáculo Balkan Pompe Ignition ante un público que agotó todas las entradas días antes. Y no era para menos.



Desde los primeros acordes —violines que lloraban, guitarras que ardían, un violonchelo que parecía respirar— la atmósfera cambió. El aire, denso de sal y luna, se volvió vibrante. Cada nota parecía abrir portales invisibles hacia paisajes remotos: una taberna junto al Danubio, un ritual bajo estrellas antiguas, una plaza perdida donde el alma baila sin pedir permiso.


No hubo solos para el ego, sino un diálogo continuo entre instrumentos, cuerpos y emociones. La música subía como un fuego lento, luego estallaba en alegría, y volvía a hundirse en lo profundo. Cádiz escuchaba, callaba, respondía con aplausos que no rompían el hechizo, sino que lo sostenían.


Cuando BRATIA se despidió, el Castillo no volvió a ser el mismo. Ni la ciudad. Ni quienes estuvieron allí. Porque algunas noches no se viven: se recuerdan como si hubieran sido un sueño demasiado real.










Comentarios

Entradas populares de este blog

Así se bailó el flashmob por el Día del Flamenco en la plaza de la Catedral de Cádiz

🌟 Cádiz tiene nueva parada imprescindible: “Niña Mala”, en la calle Sopranis.

Una noche bohemia en Cádiz: “La Bohéme” conquista el Baluarte Verano 2025