Crónica desde la Catedral de Cádiz
✨ Crónica desde la Catedral de Cádiz ✨
El viernes por la noche, dentro de la programación del SailGP, la Catedral de Cádiz se convirtió en un templo vivo de compás. Allí, bajo la luna y el susurro del mar cercano, Encarna Anillo levantó el cante con esa voz que parece nacida del mismo corazón de La Caleta.
A su lado, el toque fino de Pituquete a la guitarra, dibujando cada silencio y cada aire con hondura. El público, abarrotando la plaza, se entregó al duende y al eco de la historia gaditana. Cada palmaso, cada quejío, era un latido compartido, un instante eterno.
La Catedral no fue piedra ni fachada: se volvió garganta abierta, eco de siglos y faro de arte. Cádiz, vestida de magia, celebró su raíz más pura en medio del mundo que la mira.
Porque aquí, entre mareas y voces, el flamenco no se canta: se vive.
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